miércoles, 14 de febrero de 2018

Fríos y nieves



dejando por contra unos paisajes de postal verdaderamente bellos a la contemplación...


Llevamos últimamente unos días en la cuenta personal de cada uno de nosotros, en los que a nuestro alrededor sólo parece hablarse de temas relacionados con fríos, nieves, lluvias, carreteras cortadas, coches atrapados en algún tramo de estas carreteras, máquinas quitanieves, palas…; así como con abrigos, gorros, bufandas, guantes…; habida cuenta de que el invierno parece estar mostrándonos su peor cara en estas últimas semanas –y ¡nos lo queríamos perder!-, y en toda nuestra piel de toro en general, así como en las islas de ultramar, sin prácticamente excepción.


Y es que, en casi ninguno de todos estos territorios patrios, por muy alejados que estos estén, habrán podido estos días verse libres del ataque en extensión de un determinado y concreto fenómeno atmosférico adverso –cuando no varios-, y en su momento seguramente más agresivo.
 

El caso es que, salvo raras excepciones –cuál es el ejemplo palpable de nuestra capital, que seguro hubiese recibido de buen grado algunos copos de nieve-, mirases por donde mirases algunos kilómetros alejado de la capital, sólo veías nieve y más nieve, montoneras de nieve...  Ya fuese situado en el lugar en concreto, ya a través de las imágenes de los diferentes noticieros de televisión, que incluso interpretaban la noticia de la nieve caída en muchos de estos territorios como de máxima relevancia, y abrían sus informativos con una amplia información sobre la misma.
 

Claro, narrando también a continuación algunos de los inconvenientes y contratiempos que su presencia en grandes cantidades produce en nuestro día a día, al quedar la vida y la actividad del lugar un tanto atrofiada e incluso paralizada durante algún tiempo. 
 

Pero eso sí, dejando por contra unos paisajes de postal verdaderamente bellos a la contemplación en cualquiera de estos sitios.  Aparte de contribuir a acumular un importante número de litros del ansiado elemento líquido en nuestros pantanos y grandes y pequeños acuíferos, que estaba escaseando ya a marchas forzadas y convirtiéndose casi en una preocupación de máxima importancia.
 

Así que todo queda como “miel sobre hojuelas”, nunca mejor dicho.
 
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 14/02/2018)
 
 


 

 

 

 

 

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