miércoles, 28 de septiembre de 2016

UN CANTO A LA AMISTAD

Foto (Internet)
 
La idea no era nueva en sí y de cuño reciente, sino que nos perseguía y planeaba en la mente de todos nosotros desde hacía algún tiempo; pero por diversas circunstancias no había podido llevarse a cabo antes.
 
Sin embargo, este año de gracia de 2016, todos los astros parecieron ponerse de nuestra parte, la madre naturaleza aportó también su granito de arena aliándose con la causa y regalándonos su bonanza climática, y la ciudad de Palencia, siempre generosa con sus hijos, tendió dadivosa su mano acogedora y nos recibió en su seno, ufana y contenta, este pasado fin de semana de septiembre al grupo de amigos de aquellos años de andanzas juveniles del pasado, de varias decenas de años.
 
En efecto, porque convocados en el día y la hora de la cita a través de whatsapp, como no podía ser por menos en estos tiempos de dominio de las redes sociales, a la hora convenida del día acordado comenzamos a ir acudiendo al lugar –que no era otro que el sitio en el que en el pasado acostumbrábamos a quedar (hasta en ese detalle fuimos respetuosos con el ayer)- los amigos de aquí y los de allá, los más próximos y los más lejanos –estos últimos llegados para la ocasión-, todos nosotros en definitiva; los de antes, pero también los de ahora.
 
Y ya desde este primer momento, tras los correspondientes acomodos visuales para corroborar que los rostros de ahora eran los mismos que los de ayer, pero con las facciones actuales forjadas a cincel por el paso inexorable del tiempo, y hacer nuestras estas nuevas fisonomías, cada uno para con los demás; la jornada fue un continuo sobrevolar los minutos y las horas a lomos del tiempo, rememorando un sinfín de anécdotas de aquellos felices años de nuestra juventud, en aquella Palencia de los años 80/90 que, bien mirado, todavía le quedaba mucho camino para alcanzar una cierta modernidad que nosotros reclamábamos ya incluso en aquel entonces, a nuestra manera pero a voz en grito.
 
 
No estaría haciendo una crónica fiel del evento si en este punto de la narración no recogiese que la emoción, en su expresión más sugestiva, afloró al presente a cada paso; alcanzando elevadas cotas de hiperrealidad en momentos tales como el acostumbrado paseo por nuestra Calle Mayor, que sigue ahí imperecedera al paso del tiempo, como indestructible aspiramos a conservar nuestra amistad a pesar del paso de los años; que corren que se las pelan. 
 

 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 28/09/2016)


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