miércoles, 2 de diciembre de 2015

SANTA CECILIA Y LA MÚSICA



Días pasados, hemos celebrado por aquí, especialmente los músicos y seguro que también aquellos que tienen a la música como fiel compañera en muchos ratos del día, la festividad de Santa Cecilia, a la sazón patrona de todos ellos, los músicos (su fiesta es el 22 de noviembre).

Y es que la música, noble arte de inspiración sublime  –a la que algunos catalogan como divina-, forma parte inseparable de nuestras vidas en el día a día, en muchos aspectos y momentos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

Desde la musiquilla que nos despierta por las mañanas a través del casi siempre odiado despertador de turno –ese armatoste sin piedad que tanto detesta la mayoría de la población que debe madrugar cada jornada-, hasta la última ráfaga musical del programa de radio o de televisión con el que despedimos el día; pasando por los diferentes tipos de música que uno puede escuchar a lo largo del día, según el momento o el ánimo con el que se encuentre, o los diferentes tonos musicales con los que nos sorprenden muchos de los móviles que escuchamos cada día a nuestro alrededor …En fin, un largo etcétera de lugares y momentos en los que fácilmente se podrá advertir la presencia de la música.

¡Qué sería de nosotros sin la música!, es la pregunta que más de uno se habrá hecho en algún momento, máxime cuando advertimos que resulta ser un elemento, un componente totalmente imprescindible en nuestro día a día, en cualquier faceta de la vida. 

Por eso, resulta gratificante, observar cómo, desde la más temprana edad, cientos de niños asisten, emocionados en la mayoría de los casos, a su clase particular de música –aparte de las horas reglamentadas en el período de educación escolar-.

Y como testigo fiel de esto último, y agradecida por el bullicio y el ambiente que se forma en derredor suyo, tenemos a nuestra familiar Plaza de San Pablo, en cuyo espacio físico se ubica el Conservatorio de Música, que ve desfilar cada día por sus entornos a un abultado número de personas, entre ellas muchos niños que, portando cada cual el instrumento musical de su elección, acuden a recibir formación y cultura musicales.
 
Por lo que, al final de su ciclo formativo, aparte del dominio de la música y del instrumento musical concreto, su esfuerzo redundará en un mayor aporte de sensibilidad y felicidad en sus vidas.     
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 2/12/2015)



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