miércoles, 18 de noviembre de 2015

ESTAS NIEBLAS DE OTOÑO




Mañana de niebla, tarde de paseo”, sentencia con meridiana claridad –nunca mejor dicho-, el aforismo popular que nos tenemos bien aprendido por aquí; seguro que con la experiencia acumulada a lo largo de los años y porque se ha ido transmitiendo de generación en generación, quedando en nuestra jerga del lenguaje como una referencia bastante cierta y a la que, por ello, acudimos con considerable regularidad.

Y si, como decimos, no son pocas las veces en que esta máxima se cumple con matemática precisión, estos últimos días ha sido una de esas veces en que lo ha hecho de nuevo por estos lares.  Si bien, en esta ocasión pudiera pensarse que a la mañana le ha tenido que costar mucho menos el quitarse de encima la espesa niebla con la que amanecía, porque el ambiente exterior gozaba ya de una cierta temperatura base –al menos algunos días-, como consecuencia de una extraordinaria bonanza climatológica que el tiempo nos estaba dando durante unos días.

Regalo éste de la temperatura con muchos grados hacia arriba en el termómetro, que recibimos con expectación y con elevada predisposición –como siempre hay que aceptar los regalos, además-, habida cuenta de que estamos en pleno otoño y que está mediado noviembre.

El caso es que, ciñéndonos al asunto de la niebla y, en concreto, de las primeras que nos han visitado con una cierta contundencia aquí en la capital, llamó poderosamente la atención la prontitud con la que las mismas levantaron el vuelo y desaparecieron por completo de nuestro horizonte capitalino, trayéndonos a continuación un resplandeciente sol y un cielo todo él azul y sin ningún asomo de nubes, que elevó la temperatura ambiente muchos grados hacia arriba en los termómetros.

Igual, el Santo de turno en el santoral, en este caso San Martín –cuya festividad fue el 11 de noviembre-, por aquello del “veranillo” del mismo nombre, que tiene ya asignado, y para que se cumpliese con la tradición, echó una mano y elevó la temperatura unos cuantos grados.
 
Aunque, ya en sus vísperas, hubo días en los que hubimos de desprendernos de las ropas de abrigo a marchas forzadas, e improvisar alguna que otra excursión al campo y alrededores para disfrutar en un mayor grado de unas muy elevadas temperaturas, que difícilmente eran de prever a estas alturas del año y del otoño en particular.

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 18/11/2015)

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