viernes, 1 de agosto de 2014

¡A LA PLAYA!, EN TREN DE LUJO


Hubo un tiempo, cuando esto del turismo no estaba tan extendido y tan masificado y generalizado, en el que, para los habitantes de tierra adentro, como somos los palentinos, el poder acercarse un día de verano hasta las playas de Cantabria para pasar la jornada de una forma diferente, en contacto con el agua y la arena en concreto, pensando sobre todo en los más pequeños de la casa, podía resultar toda una odisea.  Sobre todo porque los medios de transporte no eran los que son actualmente y las carreteras que nos comunican con la capital cántabra dejaban mucho que desear en cuanto a seguridad y tiempo de conducción entre ambas capitales.

Aún así, eran muchos los palentinos que, pertrechados con los útiles de playa y añadiendo a ellos los cacharros o enseres con las viandas para la jornada, se embarcaban en la casi aventura y emprendían el viaje hasta la playa: en tren, en coche, en autobús…

Si a todo ello, le añadimos un inconveniente más, que podía sobrevenir cuando ante la falta de poder conocer con antelación si el sol iba a brillar con todo su esplendor y, llegados a la ciudad, resultaba que no era día de playa, por lo oscuro y gris del cielo y la intermitente lluvia, el cargar todo el día con los trastos, si se había ido en tren básicamente, convertía a la jornada en toda una hazaña en la práctica.

Hoy en día las cosas han cambiado una barbaridad, como aquel que dice, y todo resulta mucho más cómodo y a pedir de boca, incluso; desde el momento mismo en el que se puede elegir el día valorando las previsiones meteorológicas al alcance de todos.

Las carreteras de acceso, por su parte, han mejorado en los últimos años ostensiblemente a lo largo de todo su recorrido, acortando el tiempo y aumentando la seguridad y la comodidad del viaje. 
 
Y si se elige el tren como medio de transporte, hay uno muy específico, el llamado “tren playero”, que cada año la compañía ferroviaria pone a nuestra disposición con unos horarios que permiten aprovechar la jornada entera en la playa, y que nos facilitará mucho el transporte. Y entonces, quizá nos venga a la memoria aquella vieja canción del famoso “chacachá del tren”…; y digamos aquello de “qué gusto da viajar cuando se va en el tren…” o “a Santander, en tren de lujo yo viajaba…”. Y quién sabe si hasta, con la velocidad del tren, alguien “le declare su amor al vecino de asiento…”   

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 30/07/2014)

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