Días pasados, en la habitual, familiar y no menos popular “Solana
Palentina” de este periódico, escribía su creador, Gonzalo Ortega Aragón, su
particular crónica del día bajo el título de “Los zapatos de Mister
Hulligan”. Y hacia el final del
comentario, al referirse a si conocemos o no nuestros entornos provinciales
(relacionándolo con un reciente examen de oposición en la capital para cubrir
plazas de bombero, donde algunos de los aspirantes fueron rechazados por
desconocer estos extremos territoriales), finalizaba con estas líneas: “…
porque, claro –refiriéndose a los bomberos-, no se van a parar a preguntar en
el camino por dónde se va al Monte “El Chivo” o dónde cae “Velillas del Duque…” ¡Huy, qué sorpresa!, dije para mí, ha mentado
a mi pueblo…
Bien, pues aprovechando esa mención que Gonzalo hizo de Velillas en su
Solana, alusión que me sorprendió gratamente; y aprovechando, además, que el
Carrión pasa por Palencia – por cierto, que también por Velillas del Duque,
dicho sea de paso- he pensado que sería bueno escribir unas líneas para recordar o contar algo sobre la localidad en
cuestión, ya que me toca muy de lleno.
Y, básicamente, porque tratándose como se trata, nada más y nada menos, que
de mi pueblo de adopción –que no de nacimiento, aunque por muy poco, pues con
apenas tres añitos de edad fui llevado allí por mis padres que decidieron
residir en él-, algo debo conocer del mismo, ¿no creen?. Y así lo he reflejado
ya en algún que otro artículo o comentario anterior. Y también, porque ya dice
el dicho popular aquello de que “el burro –noble animal donde los haya- no es
de donde nace…”
Bueno, pues decir –por si acaso- y para situarlo en el mapa provincial más
que nada, que Velillas del Duque existe, y que se ubica en la Comarca de
Saldaña, a tan solo seis kilómetros de ésta, en la zona conocida como el Páramo
o la Loma, una especie de Subcomarca, de las tres que diríamos conforman
aquella: El Páramo o la Loma, la Vega y la Valdavia.
En la actualidad, su población está muy mermada,
como ocurre prácticamente con el resto de núcleos urbanos de la provincia, por
los motivos que todos conocemos. Así que
los pocos habitantes que aún residen en él, sobreviven día a día a los
aconteceres de nuestro tiempo en un ambiente de tranquilidad clara, y
añorando quizás parte del ayer cuando el pueblo rondaba el centenar largo de
habitantes. Pero existir, existe, eh!. Que
se sepa, pues.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 11/12/2013)
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